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Cómo terminó la aventura se verá más adelante. Aouda estaba ansiosa, aunque no dijo nada. En cuanto a Passepartout, la maniobra del señor Fogg le pareció sencillamente gloriosa. El capitán había dicho “entre once y doce nudos” y el Henrietta confirmó su predicción.

Entonces, si el mar no se agitaba demasiado, si el viento no giraba hacia el este, si no ocurría ningún accidente con el barco o su maquinaria, el Henrietta podría cruzar las tres mil millas. de Nueva York a Liverpool en nueve días, entre el 12 y el 21 de diciembre. Es cierto que, una vez llegado, el asunto a bordo del Henrietta, sumado al del Banco de Inglaterra, podría crear al señor Fogg más dificultades de las que imaginaba o deseaba.

Los primeros días transcurrieron sin contratiempos. El mar no estaba muy desfavorable, el viento parecía estacionario en el noreste, las velas estaban izadas y el Henrietta surcaba las olas como un auténtico vapor trasatlántico.